Los teatros, con su pasado lleno de historias, se han convertido cada vez más en escenarios asociados a fenómenos paranormales. Estos espacios, donde se intensifican sentimientos humanos como el dolor, el odio y la tragedia, parecen atraer almas perdidas debido a las profundas cargas emocionales que permanecen en el ambiente y a la catarsis que experimentan los asistentes.
Hace poco, escuché el episodio de un pódcast titulado El centinela del misterio, disponible en la plataforma Ivoox y conducido por el periodista español Carlos Bustos, que aborda estos sucesos en salas de espectáculos famosas de España y otros lugares. Les sugiero que lo escuchen, así nunca más acudirán a un teatro sin prestar atención a esa sensación que se les cuela en la piel.
Ese episodio me impulsó a investigar las historias trágicas de teatros alrededor del mundo. Para mi sorpresa, encontré una relacionada con un lugar cercano a mi origen: el Teatro Cajigal, en la ciudad de Barcelona, Venezuela. El edificio, inaugurado el 3 de febrero de 1895, cuenta con una capacidad para 300 personas, distribuidas entre la platea, los palcos laterales y los niveles segundo y tercero.
Este teatro no solo ha sido un escenario para el arte, sino también para tragedias. Según relata el periodista José Alberto Ramírez en su blog, durante su inauguración se esperaba la actuación de la famosa soprano francesa Madeleine. Sin embargo, ella nunca llegó a subir al escenario, porque su cuerpo decapitado fue hallado en el sótano.
Este suceso dio lugar a diversas teorías. Una de ellas plantea que un miembro de una familia local, de apellido Lavié, la asesinó durante un ritual oscuro. José Delfín, abogado e investigador de historias y mitos nacionales, expone en un artículo de la revista Ardentía, citado por Ramírez, que los Lavié realizaban rituales ocultos en su propiedad, conectada por pasadizos con el teatro y la catedral. Otra hipótesis sugiere que fue asesinada por una de las personas encargadas de construir el recinto.
Quince años después de lo ocurrido, los asistentes del Teatro Cajigal volvieron a quedarse mudos cuando el intérprete Benjamín Duscali se desplomó en el escenario mientras recitaba la última línea de la obra Los aparecidos. Los espectadores, sin percatarse de lo ocurrido, aplaudieron creyendo que formaba parte del espectáculo, hasta que comprendieron que Duscali no se levantaría más.
Estos episodios funestos y las leyendas que los rodean han convertido al Teatro Cajigal en un lugar misterioso. Hay personas que afirman haber visto a la soprano Madeleine, vestida con un traje verde claro, deambulando por el primer sótano, donde se presume que fue asesinada. Asimismo, algunos vigilantes del recinto han reportado apariciones del espíritu de Benjamín Duscali en los pasillos de la edificación.
Para que puedan apreciar la atmósfera inquietante y sombría de este teatro, les comparto las imágenes del fotógrafo cumanés Manuel Tineo:
Genio!